THE
FATAL GLASS OF BEER
Clyde Bruckman
Clyde Bruckman
“The Fatal Glass of Beer” (1933). Una
producción de Mack Sennet para Mack Sennett Productions- Dirigida por Clyde
Bruckman. Escrita por W.C. Fields. Protagonizada por: W.C. Fields, Rosemary Theby , George Chandler, Richard Cramer. ByN. 21 minutos
“The
Fatal Glass o Beer” (1933) es el segundo
- y generalmente considerado el mejor - de los cuatro cortos producidos por
Mack Sennett para el actor, siendo los otros El Dentista (1932), El Farmacéutico
(1933) y La Barbería (1933). (Un quinto cortometraje sonoro, The Golf
Specialist, fue producido por la RKO en 1930.) La excéntrica trama es apenas
una excusa para la exhibición del talento cómico de Fields, que interpreta a
Mr. Snavely un mísero minero del Yukón, que
lamenta la desgracia de su único hijo, Chester, malogrado por las tentaciones
de la gran ciudad y el vicio del alcoholismo. El título del cortometraje hace
referencia directa a ese fatal vaso de cerveza que condujo a Chester a la vida
criminal y, finalmente, a pasar una larga temporada de tres años en la cárcel,
tras robar los bonos del banco donde trabajaba como cajero.
Chester se resiste a
probar la cerveza. Un mísero vaso es el responsable de su desgracia. Como diría Ray Davies en la canción de Los Kinks: <Oh demon alcohol, sad memories I cannot
recall. Who thought I would say, damn it all and blow it all.>
Las
críticas al film y su muy controvertida acogida entre público y crítica son
fácilmente entendibles. El argumento del cortometraje es nimio y mundano. La
puesta en escena resulta aparentemente torpe en su deliberada concepción
teatral. El desarrollo del guion, desconcertante. La melodramática historia de “The
Fatal Glass of Beer” es contada con solemne seriedad, y los actores recitan sus
pomposos diálogos con una exagerada afectación. El humor no siempre se
manifiesta en una primera visión del film, a salvo del gag (sistemáticamente
repetido) de la palada de nieve que Fields recibe en el rostro cada vez que
dice la frase: “Hace un tiempo de mil demonios… para los hombres y las bestias”.
Las escenas se suceden cadenciosas, sin apenas continuidad entre unas y otras.
Las transiciones se producen por corte directo y el final, manifiestamente
cínico, es exageradamente abrupto y algo burdo en su comicidad.
Mr. Snavely: "Taint
a fit night out (pausa) for maaaaaan nor beast".
En
contrapartida, el espectador puede sorprenderse con el sentido del humor abiertamente
absurdo de “The Fatal Glass of Beer”, que precede en seis años a la comicidad
enloquecida de “The Bank Dick” o “Never give a sucker an even break”, con su
tono de cartoon animado y su absoluto desprecio por la verosimilitud narrativa.
Por no mencionar, la comicidad sutil de muchos diálogos, los cambios de tono en
la narración, y el talento para el slapstick de Fields, largamente ensayado en
sus años como actor de vodevil, que sólo pueden ser apreciados en sucesivas
visiones del cortometraje.
“¿Le
parece muy grosero que toque el arpa con las manoplas puestas?”
“Voy
a salir a ordeñar al alce”
En
el momento de su estreno, “The Fatal Glass of Beer” fue probablemente el
cortometraje peor recibido del comediante W.C Fields. Mack Sennet, a la sazón el
jefe de la compañía productora, se negó abiertamente a su distribución por considerarla
carente de calidad. Las compañías exhibidoras tampoco estaban satisfechas. J.
E. Weber, propietario del Princess Theatre de Chelsea, Michigan, se quejaba
amargamente del cortometraje: “Dos
bobinas y 20 minutos de tiempo malgastados”. J.J. Medford del Orpheum Theatre
de Nuevo York añadía: “Esta es la peor comedia que se haya proyectado esta
temporada. No hay historia, ni intérpretes… No tiene nada”.
He visto la película tres
veces y aún no sé por qué narices salen esos dos indios en la escena.
Treinta
y cinco años después, “The Fatal Glass of Beer” empezó a ser considerado como
el mejor cortometraje de W.C. Fields. Algunos exégetas incluso afirman que nos
encontramos ante uno de los mejores cortometrajes de la historia del cine, y
sin duda, el más divertido. Pero este cambio de opinión en nada tiene que ver
con la calidad formal del film: una sátira exageradamente teatral, y
técnicamente muy rudimentaria, sobre los melodramáticos cuentos morales que
abundaron durante la ley Seca. Más bien está relacionada con el auge de la
contracultura a finales de la década de los 60, la influencia del dadaísmo, el
nonsense y el teatro del absurdo.
La reata de perros que
conuce el trineo de Mr. Snavely. El líder de la manada acaba siendo devorado
por Mr. Snavely, que no lo lamenta
demasiado. “Estaba muy bueno con mostaza”.
A los ojos de las nuevas generaciones, las
viejas películas de W.C.Fields y los Hermanos Marx eran rabiosamente modernas.
Los diálogos de George Bernard Shaw que tanto entusiasmaron a sus padres, se
revelaron abiertamente falsos y superficiales frente al sinsentido cáustico y electrizante
de los cómicos de vaudeville de inicios del sonoro. El desafío a las
convenciones dramáticas, que antes se consideraba como una muestra de torpeza o
mal gusto, eran ahora elogiados por sus cualidades metanarrativas (como por
ejemplo, la ruptura de la cuarta pared o las ocasionales interpelaciones al
espectador frente a la acción dramática). En suma, la comedia, por regla
general tan maltratada, se evidenció como el único de los géneros
cinematográficos que supo asimilar y desarrollar las técnicas de la vanguardia
cinematográfica dentro de la industria de Hollywood.
Haciendo sopitas con el
pan en el caldo.
Pese a sus defectos, “The Fatal Glass of Beer”
es una delicia. El uso de material de relleno y tomas recurso… de una
evidentemente falsa pantalla trasera para las escenas de exteriores… los
personajes que aparecen y desaparecen sin sentido sólo para servir de excusa
para gag o un juego de palabras… los chistes “privados” (cuando la nieve cae
sobre su cabeza, el cómico musita: “Sabe a copos de maíz”, que es el material
que se utilizaba para la falsa nieve de muchas películas)… el manifiesto
cinismo conque (mal)evoluciona la trama… son detalles que a menudo se critican
por su aparente descuido o torpeza, pero que resultan rabiosamente modernos
para los espectadores actuales, sorprendidos por el descaro y la audacia de la propuesta,
que puede resumirse en la siguiente frase: <nos importa un pepino que sepas
que esto es sólo una película>.
Frases inútiles de buenas
noches frente a un cristal roto: “No olvides
abrir un poco la ventana, Chester”. "Buenas noches, papá. No olvides abrir un poco la ventana”, etc.
“The
Fatal Glass of Beer” no es una película sobre el Yukón ni sobre los peligros
del alcohol. Sino una película sobre las películas que se desarrollan en el Yukón;
y con un mensaje nada moral: los peligros
del alcohol son una mentira (a menos que seas un alcohólico sin remedio, en
cuyo caso puede ser una bendición), y el robo es infinitamente más lucrativo y
satisfactorio que pasarse treinta años trabajando duramente en la mina.
Chester resulta ser menos
un ladrón que un tonto. Los Snavely son capaces de perdonar el crimen siempre
que resulte lucrativo. Pero no están dispuestos a que les parasite ningún
beatillo de tres al cuarto.
Aunque
la misantropía de Fields es la fuente de su humor, es su comportamiento
anárquico y el desafío permanente a la moralidad y las
buenas costumbres las que acabaron por granjearle un puesto de honor entre los
mejores cómicos del s. XX.
"Taint a fit night out (pausa) for maaaaaan nor b..pffft...".